-Rey y Señor del Realejo, Humildad y Pasión, Amor y Entrega que por nuestros pecados redimiste al mundo, ¡oh Señor de la Humildad!, tu espalda rfleja todo el dolor, llevo tiempo sin poder acercarme a tí y sin poder portarte con mis hombros, señor dejame aliviar un poco de tu sufrimiento cuando cada Martes Santo te acompaño por las calles de mi Granada, mis pies descalzos estan desnudos como tu espalda, solo cubiertos por una fina capa de cera que tus nazarenos empapan. ¡Granada! por las calles el Rey paseaba cuando a eso de la tarde las cornetas y tambores replicaban, que el rey del Realejo, en su capilla ya no se hayaba, pues sus costaleros en sus espaldas portaban.
-Mi padre que en paz descanse su vida por tí daba, pues no tenia mas ilusión que ver a su cristo procesionar por esta ciudad santa. Un tiempo fué tu capataz en aquellla carroza, cada vez que tu espalda tocaba, una lagrima de emoción recorria su cara, pues hasta el dia de su muerte ,en su corazón tú estabas y en su lápida hoy en dia tú cara refleja su alma, pues no hay mas cristiano de aquel que tú nombre exsala, portando una corona de espinas y una caña, tratando de humillar al que nigún pecado en su ser se hayaba. Pues ese buen cristiano en tí confiaba y en tu gloria estará al lado de nuestros queridos, a todos nos esperará, para proclamar tu grandeza y así poder resucitar.
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